Ayer soñé con hermosos edificios blancos que flotaban
casi, por encima de la avenida, sostenidos sólo en sus cuatro patas
como mamíferos. Cuando me desperté
me fue revelado cómo estaban hechas sus hermosas formas blancas
orgánicas
eran de plástico
y habían sido hechas con el mismo sistema
que usan las impresoras 3D. Un chorro de polímero tibio
estirando fibras hasta conseguir erguirse ante nosotros.
Edificios indestructibles.
Estabas tú. Sí, tú. Llevaba en mi pecho todas las almas los momentos
a tu lado
bajo el sol de invierno
la risa que me salvó del holocausto
la levedad de ser aquella niña pequeña que alzaste en brazos.
A veces me despierto llorando por el mundo pinchado
no floto aquí. Sólo estás en el recuerdo
o en otra parte
pero yo te llevo. Avanzamos
en este canal alternativo
hacia el ruido de los parlantes. Vamos a volver a encontrarnos
bajo la luz fría, en la cola del baño,
ante la puerta cerrada nos sentaremos en el suelo,
abriremos nuestras mochilas. Tendremos todo lo que necesitábamos
para grabar un disco de abrazos, volver a mirarnos comer
mandarinas abajo del árbol.
Estoy despierta pero sueño
que te llevo en mi pecho. Que no te extraño.
Que vos también sos parte de este mundo raro y tal vez
estarás pensando en mí.
Espero que no pienses en mí tanto.
Que no sufras el frío.
Que la vida pase a tu lado como alguien que se levanta el sombrero
como diciendo buenas tardes o hasta luego. Volveremos a encontrarnos
hermano.
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