domingo, 21 de octubre de 2012

Pájaro que brilla, teatro.

Aquí se puede leer online o descargar la versión original de la obra de teatro Pájaro que brilla, que fue estrenada en el Teatro La Luna, en la ciudad de Córdoba, Argentina, en agosto del 2011.





El video arriba es el trabajo que hizo Ivana Iudicello para Pájaro que brilla. Éste -junto con algunas modificaciones del guión en las que el pájaro no se comportaba como un tarado (cual figura en el archivo de Scribd)- ensamblaban el final de la obra como se llevó a escena.

jueves, 4 de octubre de 2012

Tracción

No poder dormir sin esa voz callada. No saber qué hacer para conseguir olvidarle.
La mañana pide abrigo y despojo. Una suma de café y amargura de la que ya se conoce el sabor y no es rancio, todavía, aunque uno pensara que podría ser así. Ella ya no baila y fuma sin querer, ahuyenta a los insectos para que no molesten un sueño que no se ha concretado. El descanso o la muerte llegarán un día y, si la fortuna continúa de su lado para entonces, no ha de tardar mucho en acercársele.
Golpea la soga en el patio, con pesadumbre. Arrea delgados caballos que cansan la vista como para dejar de verlos. No quisiera encontrar sus costillas sosteniendo el cuero sarnoso, maravillan los cascos que aún truenan y trinan metalizando la espera. Que el asfalto vuelva a hacerse tierra, claman, que el brío vuelva y el brillo herrado enrojezca; también espera.
Un hombre pasa y vende tierra. La mujer es grande y olvidó sus anteojos. No puede trabajar, así que se excusa y regresa a casa buscándolos. Cuesta hallar lo que sea sin poder enfocar correctamente la vista. El hombre es ya viejo. Lee una novela sobre los recuerdos de infancia de otro hombre ahora también muerto. Estaría haciendo otra cosa de saber que la oscuridad está vacía y tibia aún de la piel desprendida de alma que yacía boca abajo cuando las horas no amanecían todavía.
Sirenas y policías. Ladrones. Vías del tren. Cada cual anuncia sonoramente su trayectoria abyecta dividiendo el espacio sin sentido, cortándolo en porciones que escapan las soldaduras; firmemente ocultando su titubeo.
Las cosas importantes se desgajan y gotean. El muro se revoca sólo con dinero, la gripe, en cambio, se diluye con el tiempo. La gente se ocupa en distraerse. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Día de independencia


Llovía tanto que nadie lo podía creer. La plancha enorme, atascada de gente. Luces robóticas instaladas desde los ángulos más fríamente calculados para que los ojos lectores de las lentes no vean nada más que los reflejos verdes y sangrientos, los flashes inacabados, las voces sepultadas de la tormenta y los millones de muertos que yacen ahí, bajo la planta de tu pie.
Maravilla Martínez mantuvo la guardia bien baja y lanzó un gancho tras otro. No arreció nunca. No cejó. El chico había dicho que lo iba planchar en la lona y no supo lo que once años de aguantar hacen en quien los lleva consigo. Aguantó él también, como los grandes, y por su patria, y por su padre. Quizá Maravilla haga como el chico le dijo, y se retire ahora con su título y sus ojos brillantes.
Cien millones de personas gritándole asesino en otro estadio, no muy lejos de ahí, a ese hombre siniestro en medio de toda la mafia, por el séptimo round, las apuestas subiendo y el dinero de todos esos asquerosos que se juegan por él. El grito de todos los dolores.
Ya es domingo y se acerca el fin del mundo. Algunos cables apuntaron:

https://www.youtube.com/embed/6G5WswRbUsc

¡Viva el cambio!
(Asesino, Asesino, A-se-si-no, A-Se-Sino)
!Viva México!

Tocan las campanas.
Empieza la marcha del himno nacional. Suena y retiembla en sus centros la tierra.

!México!
(Sigue unido)
¡México!
Sigue unido.
Sigue unido. Como un corazón agitado. Un corazón solo, sentido entre todos los que ponen los pies sobre esa tierra… esa tierra…

Desde aquí abajo son los héroes de una gran novela de ciencia ficción.
Jamás en mi vida vi tanto ni escuché tanto. Jamás había sentido latir mi corazón como lo siento ahora.
Aquí no llueve, ni allá tampoco.
Es domingo. La gente bebe jugos de fruta fresca. Esa parte de la cabeza no nos duele, sino todo lo demás. Cerveza fría y chorizo para los que andan bajo el sol. Aquellos duermen en sus cuevas, dichosos en su sueño. Gloria a los dormidos y a los muertos.
Termina la historia de golpe, en ese solo momento. La plancha caliente y vacía. Los robots desmembrados crujiendo. Un chico sentado, rendido, que sabe lo que es verdadero.
Puedo verte, oh gigante, hombre pequeño. Brilla tu camisa blanca bajo el cielo. Amarilla. Brillan los latones, las chapas bruñidas, lo que ha quedado de todo ese duelo. Desde aquí la nada sigue. Yo te permito empezar de nuevo. Borrar esas marcas frías, esas heridas derritan el hielo. Que el cielo se limpie. Te limpia ese cielo. Que por un día apenas puedas ser libre. Sin derrota. Sin ningún premio.

domingo, 12 de agosto de 2012

Duelo #10035

Botellas de vidrio sumergidas en el agua
lavandina y detergente.
Un millón de pibes necios esperando que alguien les diga
Vamos por un helado. Nacidos esperando
que todo se caiga hoy
ya mismo
y no haga daño y no haga ruido,
no se rompa ningún extremo.
La piel tira porque el sol está cerca, 

fregar quema los nudillos en los puños de las manos.
Aquí me tienes, abominable y fija,
no me gastaré. Todavía
no se han cerrado los huecos de mis lóbulos y tal vez coloque ahí
algún pendiente, o lo deje para mañana;
pondré a San Expedito sin cabeza, junto a la ventana
de mi habitación, cuando tenga una,
sin maletas.
El humor acuoso no consigue hacer contacto con la dama del/ futuro. En cambio, junto a la barranca, crecen lianas y está/ la abuela. Buceo en una bahía de piedras negras
y no conozco el encierro porque siempre hay otra puerta.
Déjame salir, tú, pereza, descuento, suspenso...
Atrás está -si consigo darme vuelta- el proyecto de luz platina
tejido de organza y quietud.
Tamborilea con los dedos la máquina simple.
Enrosca en sus labios cabellos
de acero.
No teme volcar el tintero
y termina el cuento.


sábado, 21 de julio de 2012

Pisadas

Una piedra
entrenada en los solos despojos
de la antigua montaña.
Un jardín abandonado: alguien
hizo del baldío un sendero
alguien decidió un día desenredar
la enredadera.
Un pozo para la tierra fértil
un pozo de agua viva.
Un estanque donde corra el agua en vez
del niño, una tregua para ésta alma hembra
aferrándose al muro
como la hiedra que nunca se seca.
Ella entendió la estructura de las plantas
y ahora crecen.
Aprendió y ha olvidado cómo podarlas.
No hay que pintar la pared, dijo,
yo estaré para verla volverse verde.
Para cuando la bugambilia
haya dado flores de todos los colores
el agua estará envenenada, mis piernas servirán para borrar
mis pisadas.
Huellas de lumbre reblandecen el barro
huellas fugaces se escapan...
no quieren contar más ésta historia.
Ya ven llegar el día en que
las plantas no toquen el suelo
y queden
por algún tiempo sus hojas,
sus semillas con alas y pelos
lluevan ahora condensadas sobre otros
pétalos y se transformen en azúcar.
Disuelta en las venas de los tallos,
en espinas, en leche
y estambre. Que tejan los cascarones
las esporas que cultivan las hormigas
y comen durante el asueto de invierno
repitiendo de vuelta los nombres de todo, Lucía.
    Lucía la piedra como una pequeña
montaña. Ella escuchaba su murmullo,
sus ganas de llegar al mar, y
sabía: está viva. Era sabia. grdhdDFREDDERFDDDFFFFrato. Cuandaba ento en el fondo os Piedra, una vez que hayamos muerto apidenadamente en este aparato. Cuand

martes, 21 de febrero de 2012

19/2/2012

No podíamos distinguir entre verdes y azules y cuando hicimos la sopa todo el mundo quiso meter la mano. No hay quien desaparezca y si desapareces todo el mundo se pregunta dónde estás.-¿Dónde estuviste?-. Qué te importa. Nunca te ha importado nada.
Pasar siempre el mate hacia la izquierda y tener cuidado con el mundo, que está detrás de ti.
El colchón está limpio y en el refrigerador había café. No sé cómo habrá que repartir las cosas, pero hay algunas que nos son repartidas equitativamente.
Espero dejar de quejarme de mí misma. Torpemente, que otros aprendan a hacerlo más, sólo para sentirlos iguales. ¿Cómo podríamos igualarnos? Algo totalmente absurdo y para nada simpático, querer que el otro sea de la manera fastidiosa en la que uno se comporta. "En ellos está la verdad que hay en mí." Los hongos reunidos en una colonia. Otra colonia de hongos más pequeños cerquita de ahí. Un gato que se dirige a nosotros. Una carrera por encontrarnos, sorprendernos, descubrirnos perdidos.


¿Quién engañó al capitán de la barca dorada?
Quién ensayaba los peces como si saltaran del suelo, 
plateados peces sin alas. 
Otra vez hazte estambre, mira tus zapatos; la luz que quedó encendida y podrías haber apagado. La oscuridad que no puede verse bajo el techo, tras el nylon.
El río va revuelto porque hay lluvia. Las centellas me estremecen, se disuelven y brillan en mi voz.

Alguna vez seremos serenos, con una sola lámpara encendida palpitando fuertes por la noche 
en el nombre del día.