martes, 26 de enero de 2016

Noroeste

No me llamen más para decirme
que las palabras son amalgamas secas,
que a la siesta
podría estar en otra parte que no fuera
junto a la máquina caliente y sonora
escuchando
mis dedos con olor a mayonesa y talco
que pintan de blanco y negro
las fotografías inmóviles que la voz en mi cabeza me canta.
Nací agotada de esperar por llegar a este sitio.
Descansar es la razón de mi existencia.
Exoesqueletos
de insecto en cada rincón de la pampa
las moscas
no se espantan con nada
el gato mastica un grillo
entra tierra por la ventana
no llevo calzones debajo de la falda y barro
la entrada en patas.
Un sudor con sabor a nada empapa mi papada.
Y además no tengo teléfono en casa.

En un país lejano la gente grande
se reúne frente al mar
todos van vestidos de traje y beben,
transmiten una felicidad televisiva.
Yo unto repelente para mosquitos en mis muslos mojados
cierro la puerta para no dejar entrar el calor
y me quedo quietecita esperando 
que el verano 
también pase.