jueves, 13 de marzo de 2008

Listas para recordar

Como la semana pasada no entré a mi clase de narrativa contemporánea, no ten+ía nada que de cir en mi blog, jejejeje. No, la verdad es que después del viaje de Wim Wenders (Hasta el fin del mundo TODITA, 5 horas y cachito) me quedé tan "enmimismada" que hizo falta hasta hoy para encontrar un alientito escribidor dentro de todo el asombro que me produjo ver esa peli, no una, sino TRES veces el mismo fin de semana. El viernes en la noche me eché el corte gringo que se estrenó en el cine. Una película normalita de hora y media con una narrativa muy rara, debido a que durante el proceso de edición le quitaron cuatro horas. Me imagino que eso siempre afecta ¿No? Luego el sábado en el cineclub se presentó el corte íntegro de tres partes. Yo me fui acabando la segunda. El domingo en mi casita me eché el corte europeo también de modesta hora y media, esperando que ahí estuviera sugerida la parte que me perdí el sábado en el cineclub, pero no fue así. Lo único que pasó fue que vi oootra versión, también con una narrativa muy rara, mejor resuelta que el corte comercial estrenado en Estados Unidos, pero que no sirvió de mucha ayuda para que yo recuperara la poquita cordura que creía tener hace una semana. Sigo sumergida en el mundo de Wenders.
Compré un librito muy curioso. Muchos sobrevivientes de grandes catástrofes dicen que lo que los ayudó a aferrarse a la vida, a no enloquecer del todo, era por ejemplo pensar en lo que harían después, hacer planes, listas de deseos, plantearse propósitos de año nuevo y ese tipo de cosas. Bueno, pues acababa de tener un casi ataque de pánico en el DIF, luego fui a Coyoacán y en vez de encontrar algo, lo perdí, no llegó, no tenía de qué agarrarme. Entré a una librería ya que era lo más parecido a mi mamá, mi casa o un amigo. Me quedé ahí dando vueltas y revisando libros para niños hasta que me calmé. Encontré un libro de portada roja con naranja y letras azules. Lo agarré por el color. Cuando lo abrí me di cuenta de que era una especie de cuaderno inventado para hacer listas de diferentes cosas. Una especie de recordatorio de decenas de cosas tan absurdas como maravillosas que se te pueden ocurrir en cualquier momento, luego se te olvidan y algún día lejano te das cuenta de que ya habías pensado en eso pero que lo hubieras tenido que apuntar. Este, entonces, es el lugar adecuado. Decidí comprarlo cuando lo estaba hojeando y de pronto el título de una lista decía "Cambios que haría en la Constitución"
¡Qué padre! Y así hay muchísimas listas para completar que están buenísimas. Lista de obsequios de navidad que cuestan menos de diez pesos, lista de lugares ideales para ver el amanecer, etc. Hay unas súper cursis y unas que parecen realmente geniales. Lo maravilloso es que no solamente te das cuenta de que tienes algo importante que escribir en cada lista, sino que además se te ocurren posibles listas nuevas.
El libro se llama Ayuda memoria de ideas y sueños (Listas para recordar) y es de Editorial Troquel. Gracias a él sigo viva después de Wenders, después de algunos de los días más escabrosos de mi vida, de los desencuentros y los encuentros, las pláticas con Memo Vega (larga vida para ti, querido maestro. Gracias por todo) Caro y Sam que me salvaron de madrugada. Los pequeños logros, tan pequeños como cortar un cabello y que vuelva a crecer. Estoy bien. Por lo menos ya tengo un cuaderno de listas, de cosas que tengo que recordar pero primero las tengo que descubrir, luego las tengo que escribir, luego las tengo que llevar conmigo siempre porque algún día las puedo necesitar, luego puedo hacer las cosas de mi lista. Falta tanto para que todo eso pase que ya no tengo miedo. No tengo nada, pero tengo un libro hecho para que los que no tienen nada tengamos al menos un bonche de listas para recordar.

2 comentarios:

Ceteris Paribus dijo...

Soy una list-freak y no sabía que existía un libro donde pudiera yo pasar los miles de post-its que tengo. Gracias por el dato, me has hecho el día!!

Guillermo Vega Zaragoza dijo...

Lu:

Y yo también disfruto mucho conversar contigo y compartir esto que es lo que nos llena y justifica nuestra estancia en el mundo.

¡Tembién mucha vida para tí, mi princesa!

Tenemos que vernos para comentar el primer capítulo de tu novela.

Besos mil y mi corazón.

G.