jueves, 6 de marzo de 2014

Cuaderno de Actas, 2010.

Otra vez la pluma tiene tinta y el cuaderno es nuevo y pretencioso. Quisiera que pronto esté lleno de letras. Que se puedan pasar las hojas rápido como las de un libro y ver sólo un montón de palabras seguidas de otras, y de vez en cuando una mancha, un dibujo, una estampa o la cicatriz de una hoja que falta. No espero más contar una historia que nadie conozca ni descubrir el poema que guarde los latidos del infinito en sus sílabas. Ya sé que mi prosa no teje mundos imaginarios casi nunca ni puedo inventar personajes que entrañen el alma en su figura más que cuando el invierno es muy frío, cuando me siento muy sola. Sólo me queda aflojar la mano y conformarme con que hace algunos años mi mayor deseo era multiplicar estos sígnos en el papel, que surgieran sin control para siempre y hacerme vieja sentada frente a un escritorio y que los demás digan Ella es escritora. Lleno estas páginas con ese deseo porque bastaron simplemente unos pocos años para enseñarme que era más fácil de lo que yo creía: empezar y no detenerse.
Ojalá esta historia, si es que se la puede llamar de ese modo, persista para siempre. Que no encuentre su fin sino en el punto que se coloca para empezar con otra oración. Que el género se cante por sí mismo sin que yo tenga que determinarlo ya que no existe la muerte ni el olvido ni nada que sea mudo. Siéntate cerca con tus huesos de cristal y tu sangre negra. Yo voy a decirte cómo es que te pareces al mundo, lo bueno y lo malo que han dejado de alejarse en direcciones opuestas y únicamente tienden hacia un punto en el abismo. Si te colocas ahí por un instante -no soportaremos mucho más que eso- podrás contemplar la belleza.

2 comentarios:

josefina abalos dijo...

oh, lu, me retumban mucho estas palabras sobre escribir...

quiero sentarme y que me digas cómo me parezco al mundo ♥

josefina abalos dijo...

oh, lu, me retumban mucho estas palabras sobre escribir...

quiero sentarme y que me digas cómo me parezco al mundo ♥