lunes, 11 de febrero de 2008

6 de febrero, 2032.

En torno a mí
hay guerra.
Hoy son espasmos de insolencia, barullo.
Una campana pica las rocas y extrae minerales,
mi saliva corre por un cedazo.
La sordidez hinchada de almas toca una fuga,
ellos pujan, hacen fila para beber de un charco seco
y la franqueza me aisla, el púrpura perturba las líneas de ésta bitácora
y dentro de mí, con qué criterio, sucede la guerra también.
No quedará nada.
¿Quién queda entre nosotros para inventar la concordia?
¿Entre mí?
La paz no es de nuestra especie.
Sus hijos mudos, estériles,
convaleciendo de sí mismos.
Quizá deshidratados, bajo los escombros, encuentren mi diario,
mi sangre improductiva, la piel delgada, la cabeza hueca.
Y entonces descubra, me enseñen, quién era yo, quién hubiera sido,
Cómo me encontraría la muerte si estuviera viva.

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