lunes, 18 de agosto de 2014

Duelo N° 10,771


Esperaré hasta las nueve,
hasta las diez.
Esperaré hasta la hora que llegues, junto a la puerta, para romper a llorar otra vez.
Para decirte que no quiero estar aquí, que no quiero estar despierta cuando vuelva a ser de noche,
cuando llegue de nuevo el viernes y sus horas lentas que la gente ocupada niega. Ellos quieren llegar a su casa, permanecer en vela.
Esperaré hasta quedarme dormida para volver a soñar que soy un marino, que soy buena, que mi cuerpo es ágil. En mis sueños no pienso en comida. No pienso que soy drogadicta. No siento ganas de beberme una botella de alcohol entera. Mi cuerpo no está relleno de mierda.
En mi sueños no extraño a mi madre. A veces sueño con mi padre, con Indra, con mi abuela.
En mis sueños tengo un perro que permanece a mi lado pase lo que pase. Estamos en un lugar grande. En mi sueños conozco el río, cruzo los mares. Soy importante.
Mi hijo se va a llamar Silvio.
Mis hijas se van a llamar Irene y Elena.
Voy a poder jugar con ellos. Voy a pasar la tarde en casa con ellos. Voy a ir al parque con ellos. Voy a llevarlos a la escuela. Voy a ser buena con ellos.
Esperaré hasta que llegues y trataré de no llorar, de parecer feliz, trataré de mentirte, no mereces mi sufrimiento. Cocinaré milanesas y ensalada de endivias. Me dirás que está rica la comida y en verdad estará rica. Después iré a la cama y diré que tengo sueño, y eso también será verdad.
Tal vez algún día sepa si cuando digo que te amo digo bien o estoy mintiendo.

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