jueves, 12 de agosto de 2010

Acopiando viento

Si el cielo no tuviera hoy ese uniforme celeste y viejo.
El Plata café con leche. El tango de esa noche cantándole al humo de un cigarro, otra vez como si cada rizo gris fuera inesperado.
Un viejo marino descubre la melancolía en el horizonte, tierra a la vista, como si fuera la última vez, la primera de todas, la única que hubiera conocido.
Ha cruzado todo el Atlántico para llegar hasta aquí ya que todo tiende hacia el ocaso. Durante la noche enfrenta a la oscuridad, resiste, y muere. Pero la muerte y la honra son la vida: el sol ha renacido.
La esperanza de que vuelvas. De que halles la hermosura en un nido de gusanos. Si creyeras un poco.
Por qué quemaste a tanta gente con tu pólvora. Por qué llamaste putas a las que cerraron los ojos en tu pecho, y hablábamos del alma, del héroe, del vacío...
Yo también he maldicho la carne. Yo también he malvido los campos.
He pisado las semillas, Señor. He afilado los colmillos de los cerdos para infectar sus raíces; con la luz que tuve en mis brazos frabriqué veneno. He calentado el hierro para grabar mi nombre en sus ancas. He ayunado con ron y llanto esperando convertirme en perla, en ostiones, en almejas. He dormido más de la cuenta. He contado más de lo que escribiré nunca. He andado tanto para llegar hasta acá: el mismo sitio que nos vio partir. Quisiera no morir nunca Señor. O morir en el mar, un día martes. En el misterio del mar con sus posibles monstruos. Descubrir las sirenas. Ver a las tortugas que sostienen el mundo. Acariciar su espalda de roca; contemplar cómo le crece al coral el cabello.
La Victoria flota en una nube ceniza y no puedo ver hacia dónde apunta su frente. Sólo sé que vamos adelante, sin torcer el rumbo, acopiando viento.

2 comentarios:

memoria cuántica dijo...

con lagrimas de emocion te digo: precioso nena
abrazotes!!

otavio dijo...

Hola Lú.
Tu poesia me llena de naturaleza, de vida sin inicio ni final, de caminos que se construyen. Con tus palabras sé que hacés tus caminnos mucho más coloridos, y el mio y de tus lectores también.
Un abrazo.
Otávio
www.otaaugustus.blogspot.com