viernes, 13 de noviembre de 2009

2000/2

¡Eeeeeeeeh!
Más o menos al tiempo que este querido espacio cumple los dos años de existencia, en algún momento entre ayer y hoy cumplió también las 2000 visitas. Siempre pensé que 2000 era poco, comparado con esos blogs a los que uno entra y hay un hit counter que ilumina tantos numeritos que hay que señalarlos con el dedo a partir de las unidades para adivinar dónde van las comas de la cantidad. Pero hace unos cuantos días me di cuenta que esta especie de cumpleaños blogger estaba por suceder, Hor me dijo.- Son más o menos tres visitas por día-. ¡Es verdad! Eso significa que desde hace dos años hay tres, por ponerle un número, personas de carne y hueso que pasan por aquí y miran y esperan, sonríen y se baten a duelo junto conmigo. No hay cosa más conmovedora que eso.
Yo tengo para mí que no son 2000 sujetos, sino que son muchos menos. Un número que ha ido aumentando de a poco, pero que en realidad cuenta porque son gente que vuelve. Tampoco es el blog más comentado del universo, pero a través de esas participaciones intuyo que es así. Que uno que pasó alguna vez por aquí sin darse cuenta terminó de nuevo en este sitio por alguna causa, tal y como le sucede a uno cuando se sienta a reflexionar en la sala de abordaje, el imposible deja vu del "yo ya estuve antes aquí" que te lleva a unir puntos para formar la figura de la persona que eres hoy, de las relaciones que ese ser tiene con los demás y de cómo nos parecemos en la nostalgia, en las causas y defectos, en los ecos y las ansias de soltar.
Al día de hoy, otros espacios como Facebook, que parece un tortazo, realmente han contribuído a que haya cada vez más pasajeros. No es mucho lo que he hecho para que De aeropuertos se sostenga, simplemente seguirlo abonando. Y muchas de esas veces pajeras que uno piensa "no tengo a nadie" como la canción del gusano, lo que queda cuando todo lo demás ha sido rastrillado por la estupidéz es la posibilidad de esta entrada, vacía hasta que decido llenarla, un espacio ficticio colmado de vasos medio llenos de mí y de todos esos vínculos que estampan sellos de colores en las paginas traseras de mi pasaporte al mundo.
No es que existo a partir de esto, pero esa parva de pasajeros despistados que nos sentamos en estas butacas azules, incómodas, frecuentemente nos damos cuenta de que nos acompañamos mutuamente; eso es bello.
Ahí arriba hay un link con Muerte sin fin de José Gorostiza. Es un poema largo, que puede leerse en una sentada o dosificando los versos homeopáticamente en años, pero si alguien tiene tiempo de darle una peinada, es un regalo que yo recibí de mi querida maestra de retórica anciana y dulce Dolores Castro y entonces, formados los tres en fila para subir a un avión, nos miramos las caras, sin contar con explicación alguna de cómo es que de pronto Gorostiza/Lola y Lucía terminaron en el mismo lugar, descubriendo que tenían cosas en común.
A veces simplemente no sé a quién darle las gracias. Doy un abrazo o beso el escapulario que cuelga de mi cuello y pienso en esa larga e improbable línea de sere humanos formados delante mío, detrás.

* ¿Su pase de abordar por favor?
.- Aquí está.
La mujer le troquela un redondelito perfecto y me lo devuelve:
* Adelante-. dice.
Abro mi pasaporte y atoro ahí el tíquet. Seguro me lo piden llegando a mi destino y si no, me gustaría guardarlo de recuerdo. Antes de avanzar por el túnel me doy vuelta. Ella me mira...
* ¿Se le ofrece algo más?
.- No...
Pero no me voy. Miro al suelo. No sé si decírselo, a lo mejor no lo va a entender, pero si no se lo digo me voy a quedar con las ganas. La gente que falta por checar su tíquet espera su turno. Sus ojos me urgen: se lo digo o avanzo, no hay de otra.
.- Oiga...
Ella espera una pregunta. La tensión se termina cuando se dispone a atenderme.- ¿Sí?

.- ... Gracias.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola guacha, las evidencias son concluyentes, estas en Córdoba, y parece que te quedas un tiempo. A ver cuando blanqueás y me avisás así nos vemos. ¡Besos!

Camilo dijo...

Brindo por las fechas, los números y la existencia!