jueves, 20 de agosto de 2009

El otro día alguien tocó la puerta

?.- Toc, toc…

L.- ¿Quién es?

?.- Ya eres grande Lucía. Solías decir Cuando sea grande quiero tener esto o aquello. ¿Qué has conseguido? Ya sabes cuál es la respuesta. De todo lo que eres hay cosas que nunca pensaste, no las deseaste o creíste no haberlas puesto tú. Hay otras que, si bien nuca fue que las ansiaras con el alma, alguna vez quisiste formaran parte, llevarlas en el bolso de mano que cargas por todas esas salas de abordar.

L.- Nunca he querido un velero ni viajar en primera clase. Navegar sí, tomar un avión del modo que sea rumbo a cualquier parte. Me imagino juntos… sentados en sillas chaparras cuando el sol ya bajó y el aire sostiene el color lila de la tarde, una taza, viejos pero no cansados. No importa dónde, sólo que sea ahí…

?.- No eres lo suficientemente grande para ese sitio, eso sí es verdad. Se acababa de meter el sol cuando volteaste la cabeza despacito para mirar una silla de mimbre que había en el umbral de una casa pintada de verde agua. Viste una anciana y te acordaste de creer. Y un señor de piel oscura que era como un árbol con el tronco lleno de nudos. Cada uno de los viajes en carretera sientes ganas de que la gente que amas estuviera a tu lado y sigues pensando que tu vida es tan tuya como de ellos. Eso te ha costado trabajo: entender que compartir también es aparente. Empezar a darte cuenta de que incluso aunque él estuviera aquí o allá en esa tarde, tu vida es para ti sola. Tan evidente es que no has logrado comprenderlo, que escribes estas cosas en una hoja en blanco esperando que ellos las lean.

L.- Y aunque ya sea grande, voy a seguir creciendo.

?.- Sí. Y va a seguir doliendo.

2 comentarios:

pispiration dijo...

¡ey! ¡andaba de gira porque también me visitó a mi!

Marco dijo...

La metamorfosis a vida poética es inmarcesible... Bienaventurada.