jueves, 13 de agosto de 2009

Charla con la nona Luci 1

¡Nona! Estoy en Yucatán. Vine con un grupo de gente porque me ofrecieron un trabajo como productora de un proyecto. Hemos rentado una casa para no gastar tanto en hoteles y llevo ya un mes viviendo ahí con un grupo intercambiable de locos que trabajan en diferentes disciplinas. He conocido linda gente y para este momento incluso los siento como buenos amigos. Conocer a la gente de esta forma es bastante raro. De un día para otro hay un montón de testigos de tu existencia: gente que no conoces y que no te conoce que a partir de cierto momento va a compartir contigo los días desde que abres el ojo hasta que te quedas dormido, o hasta cuando te quedas dormido, si es que hay alguno que otro desvelado rondando. Y no te queda de otra más que ser como eres... si fuera de otro modo no durarías ni cinco minutos intentando sostener una mentira. Todo brinca en seguida. Ahí está uno amaneciendo en shorts con las piernas peludas llenas de picaduras de mosquito, la cara de ampolla, la melena salvaje que no para de crecer y que además con la humedad se me enrula y parezco una especie de medusa hippie, lagañas, hambre, mal aliento, mal humor... ¿Quién querría que un grupo de desconocidos lo encontrara en semejante estado? Te queda de dos: o te paras la pestaña antes de irte a dormir, te compras un piyama como la gente, te haces la depilación definitiva, vas a que Ulises te deje divina, te planchas el pelo, instalas un aire acondicionado en tu cuarto, cocinas una cena vegetariana en vez de ir a cenar otra torta de cochinita pibil y luego de todo eso actuas la mejor versión de Julia Roberts con su despampanante sonrisa al amanecer o tomas la segunda opción: dejas que esta gente te conozca como eres... incluso con el pasar de los días el mal humor se te quita porque los demás hacen bromas respecto de las cosas chistosas de cada quien... el que ronca, el que se tira pedos, el que no puede dormir, el que duerme como una piedra en cualquier lado (esa soy yo) y así pasa con cada una de las cosas cotidianas, las malas costumbres y las buenas, un selecto jurado está ahí todo el día y finalmente todo se reduce a muy poco cuando llegas a la conclusión de que estás con buenas personas... ni siquiera sólo buenas sino amables, divertidas, aventureras, dispuestas.

Vaya que se necesita disposición para soplarse más de un mes aquí. La casa que tenemos está bastante bien pero no tiene cortinas, así que el sol pega duro y hace un calor de la mierda. Hay un aire acondicionado pero existe un problema principal... la bomba que sirve para llevar el agua de la cisterna al tinaco está fundida así que hay que acarrear agua con un mecanismo Valladolidense que hemos inventado. Consta de un garrafón de Electropura que pende del cable de Cablevisión. Un sujeto permanece en tierra y ejerce la función del llenador: sumeje el garrafón en la cisterna y lo observa burbujear hasta que se llena. Luego debe colocarle la tapa, parte importantísima del proceso, y empujar con fuerza la mierda esa de veinte kilos para encaminarla a los vertedores. Los vertedores son dos sujetos que se trepan al techo y tiran del cable de cablevisión hasta apoderarse de los veinte litros de agua y verterlos en el tinaco... Qué se yo qué capacidad tenga un tinaco pero después de unos diez garrafones de agua ya tiene copados como unos treinta centímetros... al parecer eso alcanza para tirar un día entero de un par de ducas por persona y una lavadita de platos. No hay llenada de tinaco que no acabe en unas guerras de agua en las que en un descuido le tiras un chorrito al llenador, en otro aparece alguien con un arma más efectiva como un vaso o una cacerola y te la vacía en la cabeza y finalmente todos como niños chiquitos terminamos riéndonos y jugando en el patio a mojarnos. Ya cuando el aire acondicionado está andando y hay agua suficiente para todo el equipo no dan ganas de darse un baño muy largo porque otra de las cosas que no tenemos es agua caliente y te preguntarás ¿Quién carajos quiere bañarse con agua caliente con 42 grados de calor? Y sí... pero la ironía nos persigue, así que en la mañana cuando todavía uno conserva el poco friecito que hace en la madrugada, a bañarse con agua fría. Es muy gracioso cómo desde la sala se escuchan los sonidos de hay cabrón y los resoplidos autoayuda para convencerse a uno mismo de que hay que pararse abajo del chorro helado. Y por la tarde es otra historia: EXT. SISBICHÉN, TARDE: Entiéndase como: Ninguna sombrita en la cuál protegerse, Comunidad indígena que está a 40 kilómetros de la civilización, pongamos una de la tarde: 43 grados a la sombra, tierra, polvo, excremento de gallina, fruta fermentada, etc. Después de cuatro u ocho horas de trabajo en esas condiciones todo mundo quiere llegar a la casa a bañarse. No es muy emocionante... lo primero que salta a la vista es que prácticamente en esas mismas condiciones permaneció el tinaco el día entero, por lo que la ducha que proponía refrescarte es en realidad un gran baño de vapor. El agua sale CALIENTE. ¿Quién quiere un calentador?
Hay tres cuartos. Cada uno alberga en estos momentos a dos personas. Una de ellas duerme en una hamaca y la otra en un colchón inflable. Yo elegí dormir en la hamaca porque descubrí que todo me dejó de doler a partir del mismo día en que comencé a hacerlo, aunque de vez en cuando uno extraña la posición 100% horizontal y pido una rotación. Comparto la pieza con el Jimi, editor y asistente de fotografía. Lo escogí como compañero de cuarto porque ronca pero no tanto, se seca con una toalla de Harry Potter, se desvela tanto como yo y es divertido... El nuestro es el cuarto de los niños. Karen se fué hoy en la mañana, asistente de producción y vieja de putamadre (venga amiga que hace mucho que no conocía a una chica tan cabrona como tú) y también dormía con nosotros. Supongo que por una cuestión jerárquica e incomprensible es el único cuarto que no posee un sistema civilizado de ventilación más que las putas ventanas que generalmente no se pueden dejar abiertas porque está roto el mosquitero y te machacan si te apendejas.
En la otra habitación duerme Fabián, fotógrafo y alto personaje. Al principio uno se va con la finta (a mí también me pasó) de que es un tipo tranquilo. Es, en efecto el más decente de todos nosotros y además no ronca, pero tiene un problema: NO DUERME. Y no es que no quiera, es que no puede... te rascas la entrepierna y el guey se despierta preguntando qué pasa. Así que aunque en un primer acercamiento parece una gran opción, después de varios días uno prefiere cederele el privilegio de dormir sólo por el beneficio de rascarte lo que quieras o prender la luz. Su habitación cuenta con un ventilador de piso, que es mi más grande envidia.
En la tercera habitación duermen Paco y Miguel. el primero de ellos sostiene junto conmigo el título de alineación original Valladolid, ya que somos los únicos que ahora sí desde que llegamos no nos hemos ido. Paco ronca, pero no en joda. Ronca como un hijo de perra. Dormir con Paco es, o un gran acto de amor (que a mí se me hace que todos ya se están empezando a hacer medio jotos en este viaje) o de valentía. Sucede que el cuerto de Paco cuenta con un segundo sistema de aire acondicionado, que además funciona mejor que el de la sala. El cabrón mantiene la habitación como a 12 grados centígrados toda la noche... no sé cómo no se muere. a mí se me hace que es un truco para no envejecer o algo así. Miguel, el guionista de humor oscuro que es quien menos días tiene aquí, duerme en la hamaca y cada noche libra una batalla de apagar el aire acondicionado las veces que sea necesario para preservar su vida. No sé si miguel ronca o no porque Paco de todas formas se lo llevaría de calle y entre eso y el sonido del aire acondicionado estilo ventisca finlandesa, lo que sucede detrás de esa puerta una vez que se apaga la luz es un misterio...
Y esto continuará porque ni siquiera nos han aprobado los guiones a nivel estatal, así que quedan muchos días pendientes y muchos días venideros.

2 comentarios:

Lucas Aguirre. dijo...

ajajaj q buena pintada de tus dias actuales
aventura!
besos lush!

Salmón Madrigal dijo...

Doña Lu:

Nadie mejor que usted para describir perfectamente aquel estado en que se vive, aquel recinto que los resguarda y aquellos locos que lo mantienen, ha sido un verdadero placer compartir esta experiencia. Con la angustia desde aca y un cariño inmenso les envio besos y abrazos