jueves, 9 de julio de 2009

Croit Brillait

Tres cincuenta am: Me levanté para bañarme. Quise dormir cinco minutos más, pero miré la cama destendida y supe que hoy no era día para eso. Ya habrá ocasión de dormir, dormir... ya he dormido lo suficiente como para pasar un año entero sin una siestita siquiera. Pude haber estado donde estoy ahora si no fuera por el vértigo a todo lo demás, que se apoderó de mí durante una larga temporada. No vuelvas más. Ya no eres bienvenido porque el tiempo pasa, sí, los que saben no se cansan de decirlo, y te cae encima como la hoja de una guillotina bien afilada.
En vez de invocar al sueño me invoco a mí: Lucía por favor te suplico por toda la fe que te queda o la que te había hecho falta: Cree. Nunca vuelvas a permitirte fallar, no en eso.
Hace tres semanas prometí que si en los próximos dos meses no pasaba nada me volvería a ir. Sí, a ir con un proyecto, con ilusiones nuevas y viejas, creyendo que sería la solución. Los problemas no son para solucionarlos. Hay que romperlos. Arrojarlos contra una pared y brincar sobre sus astillas hasta que se pulvericen y se los lleve el viento. El verdadero problema es tener uno. Fucking Jesus Crisis. Y entonces dije, si no pasa esto, tiro la toalla. Por lo menos aquí, ahora. Y me hubiera ido con toda la dignidad que me quedara, la poca posible cuando todo sería nada más que otra viñeta en la lista de fracasos. Y vaya que no necesito uno más.
Fe. Necesidad... no sé. Pero una semana y media después alguien me llamó para decirme vente mañana a mi oficina. Al día siguiente me volvió a marcar: Lucía, lo tienes. Te vamos a dar trabajo, dinero, vas a viajar, vas a conocer lugares que jamas te imaginaste, vas a estar haciendo lo que te gusta. ¿Cómo coños? ¿Cómo es que las cosas pueden suceder así? Porque "la intención es lo que cuenta" es la puta decadencia. La nada, la pieza, el olvido transformado en actitud ante la vida. Levanta tu culo de la silla por dios. Llama, escribe, pide, pídelo en voz alta, júntate con alguien y pídanlo juntos. Si te sirve, dile a la gente lo que pides, para luego poder refregarles que lo conseguiste. Esa es la única manera adecuada de demostrar: demostrarte Lucía... Meter un gol. Buscar meter un gol en cada partido.
Pasó el día entero. Estoy en Valladolid, Yucatán. No tengo sueño. Todo lo que soñé aquí está. Por dios Lucía, tómalo. La fábrica de sueños ya dio. Ahora hay que salir a distribuirlos, obtener el beneficio. Cóbratelos carajo, que tú los hiciste con tus propias manos Lucía. Haz que lleguen hasta los lugares donde no hay cocacola. Llévalos contigo en este viaje y en todos los que quedan, no importa si vas o si vuelves. Cree Lucía. Cree.

3 comentarios:

Ana Elena dijo...

Un abrazo muy apretado para tí.
Y que siga, permanezca, se quede,
la buena racha.
Un beso, también.

Anónimo dijo...

A veces la tarea más pesada para quienes sabemos podemos o hemos cambiado de dimensión es creer, para mí es la alegoría del diablo tentando a Jesús, la mente le hace jugarretas extrañas al corazón que habla más claro. Creamos. Gracias por este texto

Abia Castillo dijo...

Yo también quisiera romper los problemas, tienes razón, se rompen mas no se solucionan. También quiero creer, lo digo con el alma: "Cree Abia, cree".
Hoy me levanté muy triste y leer este blog me dio algo, no sé, algo fresco, como una bocanada de aire, y es valioso que lo sepas.
De los demás: Yo también escucho Ibero 90.9 y Entre paréntesis es un programa buenísimo, casi siempre está un hombre que se llama Gilberto Prado Galán que habla de literatura y linguística, un tipo súper agradable, vale mucho la pena.
También quisiera creer que un hogar nunca averguenza a quien lo ha habitado (pensaré en eso los próximos días).
Suerte con el trabajo.